viernes, 11 de marzo de 2011

¡Que arda la candela!



Baleryns López

Tratando de que no se nos aguara el guarapo, con un nudo en la garganta, nos bajamos del autobús cantando “fuego con llanto es vapor, vapor con viento no es na, se va, como lluvia volverán para comenzar la siembra…ese fuego alumbrara el camino pa donde abra que coger, pa donde va a ser, cantar y cantar, hasta que la vida se vuelva un cantar, y  nuestro combate una sola canción…” nos abrieron la reja y entramos al museo de Alí que inauguraron ayer (31-10) seguimos cantando, pero el rostro y las cosas de él nos impresionaron, conmovidas las muñecas de Zobeyda bailaban celebrando el cumpleaños de su hermano, bailaba la abuela, la madre, el padre, los amigos, todos bailaban y Alí riendo desde el retablo comenzó a darle al cuatro, a cantar y a  soñar nuevamente que el pueblo puede golpear a quien lo golpea y ser feliz en la lucha. Su canto desató los nudo que reteníamos en nuestras gargantas, gota a gota comenzó a caer la lluvia, hasta formar un monzón que empezó a nutrir la tierra árida de Paraguaná, y se acabó por un momento la sequía,  los ríos tomaron hasta los medanos y de cada grano de arena nació un clavel rojo que con la luz del sol irradiaban hasta el cielo fuegos multicolores armados de amor y esperanza.

            Perpleja ante tanta belleza salí a contemplar los innumerables colores que habían en el cielo, pero estos comenzaron a disparar hacia la entrada del museo y mi mirada se fue hasta allá a ver a qué le disparaban. Una reja que nos fue abierta con facilidad a los niños les estaba cerrada, amontonados y deshidratados metían sus deditos a través de la reja, sus ojos veían con recelo y dolor el lugar al que no podían acceder, con sus cuerpecitos recostados a los alambres presidiaros de sus sueños. Me  fui a disparar, luego un chocolate comenzó a disparar también, caramelos, muñecas con sus tanques, notas musicales, metras, un papagayo, un cuatro, todos comenzamos a disparar hasta que la reja fue abierta y los niños tomaron todo el espacio, corriendo y brincando encima de la grama que pisotearon hasta hacer surgir la tierra nuevamente desde sus cimientos.

            Empezamos a jugar a hacer mil juguetes para mil niños paraguaneros, unos pintaban, otros hacían palos de lluvia y muñecos de arcilla, nosotros hacíamos gurrufios de madera, todos reíamos de lo lindo, hasta que los niños comenzaron a irse, nadie entendía muy bien porque. Alce la vista y estaban otra vez amontonados y recostados de otra reja, decían groserías y se golpeaban unos a otros, las madres también se decían groserías y se golpeaban, fui a ver que sucedía esta vez. Las madres y los niños bajo el sol inclemente se golpeaban y se decían groserías amontonados por unos juguetes industriales cercenantes de la creatividad que alguien les estaba dando como perlas a los cochinos, humillando al pueblo, hasta cuando van a seguir repartiéndole las vainas al pueblo a los coñazos no joda!

Seguramente que el padre cantor hubiera estado bien arrecho por esta vaina. Y es por eso y por principios revolucionarios que compartimos él y yo, que me arrecho, y peleo y digo groserías, pal que pana no se revuelque tanto en su tumba, pa decir una verdad y tratar de hacerle justicia al pueblo y a su dignidad.

No es posible que el gobierno haya hecho en museo a la memoria de Alí, de nuestro querido camarada Alí, con aire acondicionado y todo, y las calles del pueblo de Alí estén destrozadas, a media cuadra del museo escombros de toda naturaleza, objetos de metal oxidándose, la plaza de Alí descuidada, niños desnutridos y descalzados, un museo a la memoria de Alí con aire acondicionado y ni siquiera se le garantiza a ese pueblo agua, no joda, si hasta hay un modulo policial llamado “Alí Primera” pues fin de mundo!
No podemos quedarnos callados, y más allá de las “buenas intenciones” de algunos con este homenaje, corresponde pegar un grito y decirles NO. Un homenaje a Alí Primera no tiene que ver con el culto a su imagen y a sus cosas, quién lo escucho sabe muy bien que el no estaría de acuerdo con esa vaina, el no es un santo para que lo pongan en un pedestal. Él es la voz de un pueblo que grita, que lucha por su derecho a la justicia y a una sociedad humana, cada vez más humana. Un museo bueno está bien, era el sueño de su madre y contribuye a preservar objetos importantes, está bien en la medida que no se olviden del pueblo. El mejor homenaje que le pueden hacer al camarada Alí Primera tiene que ver con la dignificación del pueblo, por eso y aunque no me inviten nunca más para allá, o que no me dejen entrar a su casa: ¡que arda la candela carajo!

 2008


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